Zimbabwe: cataratas Victoria, llanuras y horizontes en África del sur

Zimbabwe: cataratas Victoria, llanuras y horizontes en África del sur

Lunes, 19 Agosto 2024

En el sur de África, entre Botsuana y Zambia, el sol de Zimbabwe despierta entre la bruma matutina. Esta es la mejor hora para hacer un safari. Para buscar jirafas y leopardos, para perderse en el amanecer de la naturaleza africana. Zimbabwe es el segundo país del mundo con más elefantes y uno de los que más perros salvajes tiene, también son amplias las manadas de búfalos y los grupos de felinos. Sin embargo, no es la fauna lo que más se busca en Zimbabwe.  

El ícono de Zimbabwe son las cataratas Victoria, bautizadas así por el explorador británico David Livingston en 1855. Los habitantes originarios ya habían puesto sus ojos sobre esta maravilla acuática, pero fue el explorador el que la dio a conocer al mundo.  

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Las cataratas Victoria son un monumento natural, un escenario donde el río Zambeze se precipita a un abismo de 108 metros de altura y 1,7 kilómetros de ancho. Este coloso se desata con una furia majestuosa, creando una cortina de agua que al desplegarse libera una bruma que da origen al apelativo local, el “humo que truena”, llaman a las cataratas. El lamento del agua al caer es estruendoso, apabullante, único. En la mitología local, se cree que el dios Nyaminyami, guardián del río Zambeze, reside en las profundidades de estas aguas turbulentas. Su espíritu, dicen, se entrelaza con el fluir constante de la cascada, dotándola de un aura sagrada que trasciende el tiempo y el espacio.  

A lo largo de los años, las cataratas Victoria han sido testigos silenciosos de la evolución de Zimbabwe, desde los tiempos de los antiguos pobladores hasta las hazañas de los exploradores europeos. Su espectáculo eterno ha resistido la prueba del tiempo, imperturbable ante los vaivenes de la historia y las dinámicas cambiantes del mundo moderno.  

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Caminar al borde de este abismo acuático es sumergirse en una experiencia trascendental, donde la fuerza de la naturaleza se manifiesta en todo su esplendor. La visión de las cataratas Victoria, con su cascada interminable y su estruendo incesante, deja una huella imborrable en la memoria de quienes se aventuran a contemplarlas. 

Zimbabwe y sus cataratas son un regalo de la naturaleza, un secreto desvelado a la humanidad por el ardor y la curiosidad del hombre. En cada gota que se precipita al vacío, en cada bruma que se eleva, se teje la historia de Zimbabwe, un relato que durará muchos muchos años. 

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